
El discreto encanto de la fruslería
Vagar y divagar a un tiempo: tal es la ocupación primordial del flâneur solitario, cuando sale al encuentro del paisaje urbano que es su ambiente predilecto. Podríamos llamarlo Las cavilaciones del paseante atrabiliario. Su mirada se posa en un escaparate, en una paloma sucia, en una pareja que coquetea en un banco. Al observador sin oficio ni beneficio le es lícito aprehenderlo todo desde la … Continúa leyendo El discreto encanto de la fruslería